La Inteligencia Artificial al servicio de rehumanizar la escuela
- Sonia Zivkovic
- 14 oct 2024
- 2 Min. de lectura
¿Cómo puede una educadora dedicada a humanizar los espacios escolares entusiasmarse tanto con la Inteligencia Artificial?
La integración de la inteligencia artificial (IA) en los espacios educativos, lejos de ser una visión de futuro fría y deshumanizada, nos invita, aquí y ahora, a potenciar el encuentro y el desarrollo humanos. Posibilita concebir la educación como una conversación relevante, amena y personalizada, donde cada estudiante siente que el aprendizaje está diseñado específicamente para él o ella.
Consideremos, por ejemplo, las tareas administrativas que suelen consumir tanto tiempo de los docentes y líderes educativos. La IA puede relevarnos de cuestiones tediosas y minuciosas, como la planificación de horarios o la evaluación de tareas, permitiéndonos dedicarnos a lo que realmente amamos y en lo que somos irremplazables: crear y conectar de manera profunda y significativa con nuestros equipos y estudiantes. ¿Cómo podría mejorar la escuela si un docente, en lugar de pasar horas calificando tareas, utilizara ese tiempo para sentarse junto a un estudiante, ofreciéndole una guía personalizada y apoyo? ¿O usando la IA para crear contenidos y actividades que maximicen su tiempo de clase o capturen la atención de sus alumnos por ser ejemplos más relevantes a su realidad?
Además de solucionar problemas, la IA puede ampliar las posibilidades de lo que hoy podemos hacer con nuestro limitado tiempo de clase. Por ejemplo, si se graba una discusión oral o reunión, la IA puede extraer los puntos principales y resumir las acciones futuras en cuestión de segundos. O dar retroalimentación personalizada sobre los trabajos escritos a cada alumno. Sería un asistente perfecto para la creación de rúbricas y un aliado invaluable en la evaluación formativa.
Obviamente, es crucial involucrarnos en el uso y el desarrollo de estas herramientas de manera que evolucionen hacia donde nosotros consideramos deseable, en lugar de quedar limitadas por una visión reduccionista de la educación o, peor aún, por miradas cortoplacistas del mercado. Si queremos que la IA mejoren nuestra práctica profesional y experiencia escolar, debemos convertirnos en interlocutores activos desde ya, utilizando las herramientas tal como existen hoy y haciendo las modificaciones necesarias para que se conviertan en las que deseamos.
En resumen, la IA no está aquí para reemplazar la calidez y profundidad de las interacciones humanas, sino para enriquecerlas. Permite que los educadores se liberen de cargas administrativas y dediquen más energía a lo que realmente importa: inspirar y cultivar las mentes y corazones de los estudiantes. Con la IA manejada con sabiduría y sensibilidad, podemos crear un entorno educativo donde la tecnología y la humanidad se entrelazan de manera bellísima, facilitando un aprendizaje verdaderamente personalizado y compasivo.
Te invito a compartir en los comentarios problemas que te gustaría que la IA solucione en tu práctica educativa o formas en que ya estás utilizando esta tecnología para hacer más de lo que te apasiona. ¡Hagamos juntos este viaje hacia un futuro educativo más humano y efectivo!
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